Para vivir la sexualidad como persona


Por Xosé Manuel Dominguez Prieto
La familia y sus retos, pp. 54-55

1. La sexualidad del otro no debe ser tomada como cosa, nunca es utilizable.

2. La sexualidad madura es siempre sexualidad abierta: me abre al otro y no me cierra en mí. El que se busca sólo a sí en el ejercicio de su sexualidad está anclado en una inmadurez adolescente.

3. La sexualidad no sólo es ejercicio placentero sino, sobre todo, diálogo interpersonal. Y como todo diálogo es fecundo.

4. El ejercicio de la sexualidad se realiza en el sexo pero también en cualquier otra forma de relación de pareja: cuando dialogo, ayudo o comprendo al otro, lo hago desde mi condición sexuada. Por eso la buena relación de pareja es condición para un ejercicio del sexo y de la genitalidad constructivos, y no al revés.

5. El ejercicio de la sexualidad no es sólo una función biológica sino integral. Por eso tienen tanta importancia la ternura, la armonía y el proyecto integral.

6. Se ha de tener siempre en cuenta la diferencia en cuanto a la condición sexuada de cada uno y la igualdad en cuanto dignidad personal. No es uno más que otro en cuanto personas. El androcentrismo (centralidad del varón) en que hemos sido educados no siempre nos permite vivir esto con corrección.

Entradas más populares de este blog

¿Tatuajes? ¡Dios nos agarre confesados!

Jesús y Pésaj

Problemas con la creencia en la reencarnación