La parábola de los patitos

Los "patos" nadando en el Río en la reunión de CRECES de 2012

El Papa Francisco se reunió el domingo 01 de junio de 2014 con más de 50,000 carismáticos en el Estadio Olímpico de Roma y les recordó que la Renovación es ecuménica por naturaleza, además de encargarles la tarea del ecumenismo espiritual. Esta semana recibió al Arzobispo Justin Welby, primado de los anglicanos, en la comitiva estuvo Nicky Gumbel, pionero de Alpha. Revisando mis libros me encontré con estos preciosos pasajes que les transcribo. Son del P. Alberto Ibañez, S.J. pionero de la Renovación en Argentina y varios países y amigo personal del Papa Francisco. Se los comparto a todos los que sueñan el sueño de Jesús: "Que sean uno". La parábola de los patitos siempre me ha inspirado.


LA HERENCIA
Cuando se produjo la separación, cada uno se fue -en cierto modo- con una parte de la herencia que Dios nos había dejado a todos. Los orientales, que dada su espiritualidad son más místicos y más amigos de la tradición religiosa, se fueron con la liturgia y la tradición; los protestantes, que nacieron en el tiempo de la invención de la imprenta, se quedaron con "el Libro" y los católicos latinos, herederos del derecho romano, dimos especial importancia a la legitimidad, la validez de los sacramentos, y la sucesión jerárquica de los obispos.

La verdad es que todo era importante, pero con eso muchos católicos no se atrevían a usar la Biblia y olvidaban el papel del Espíritu en el misterio litúrgico, los protestantes despreciaban la tradición o ciertas cosas del culto y los orientales perdían la estructura universal de la iglesia edificada sobre Pedro.

Ahora, en cambio, hemos podido comprender que la herencia que el Padre celestial nos dejó era para toda la familia.


PARÁBOLA DE LOS PATITOS
El Reino de los cielos es como una granja. Los patos estaban separados en varios corralitos, que tenían su propia laguna, su comedero, su refugio. Vivían muy tranquilos, hasta que se desató una lluvia, casi diría un diluvio. El río que corría cerca se desbordó.

Los patos no se preocuparon por eso. Seguían nadando tranquilamente sobre las aguas, siempre dentro de sus corrales. Hasta que el nivel llegó más arriba que los cercos.

También ahora está lloviendo la gracia del cielo. Un día vamos a estar nadando por encima de los cercos, todos en el mismo Río de aguas vivas.

Nuestra oración es que la lluvia no pare hasta cubrir nuestros cercos. No se trata de proselitismo para que cada cual conquiste a los otros. Se trata de que cada cual se convierta a Cristo.

Entonces todos seremos, de veras, CRISTIANOS, o sea prolongación de Cristo sobre la Tierra.

Seremos, de veras, PENTECOSTALES, testigos de Cristo con la Fuerza de lo Alto.

Seremos, de veras, EVANGÉLICOS, guiados por el Evangelio como pauta de vida y encendidos con las ansias de evangelizar.

Seremos, de veras, ORTODOXOS, fieles a la fe recta y tradicional, que sellaron los concilios.

Seremos, de veras, PROTESTANTES, dispuestos a desenmascarar toda corrupción y exigir continuada reforma "en la cabeza y en los miembros".

Seremos, de veras, CATÓLICOS, o sea universales, en el triple sentido de esa palabra: universalidad geográfica, porque estamos unidos en todas partes, para que el mundo crea (Jn 17, 21); universalidad temporal, porque podemos mirar confiadamente hacia el fin de los tiempos; pero -sobre todo- universalidad sustancial, porque todos poseeremos la totalidad del tesoro que Jesús dejó en su iglesia: su doctrina y sus medios de santificación.

Entonces, sí, seremos "un sólo rebaño bajo un sólo Pastor" (Jn 10, 16)


P. ALBERTO IBAÑEZ, S.J.
Lenguas V, pp. 126. 130-131.

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