¿No es ecumenismo?
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| CRECES 2012 // BsAs - Argentina |
El Card. Walter Kasper emplea más bien el término de ecumenismo espiritual y hasta escribió un manual hace algunos años y el P. Alberto Ibañez habla de ecumenismo del amor. Este "ecumenismo", que no niega todo lo bueno del ecumenismo oficial, intenta más bien reunir a los cristianos, casi nunca pastores o jerarcas, a orar juntos, a compartir lo común sin renunciar a lo propio.
El entonces Card. Jorge Mario Bergoglio participó varias veces en una iniciativa de este tipo surgida en Argentina, la iniciativa se llama CRECES (Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo) he hizo buenas amistades con los pastores evangélicos que participaban y con otros. Si ha habido gestos que impresionan de este Papa, son precisamente los gestos de acercamiento, no oficial y sin pretensiones que ha tenido con los otros cristianos: el 29 de mayo recibió a sus amigos pastores argentinos con los que oró y de los que recibió oración y palabras de aliento (a la manera de las profecías carismáticas) y hace poco recibió (de manera formal pero muy cordial) al Primado Anglicano Justin Welby.
Sacerdotes católicos y laicos apasionados de la apologética (que confieso también es una de mis pasiones) nos han advertido una y otra vez contra el ecumenismo ingenuo pero, tristemente, este tipo de advertencias meten en el mismo saco a TODOS los evangélicos: le dejan a uno la sensación de que todos son iguales y más vale no juntarse con ellos para no ser confundidos. Este tipo de advertencias (que estoy seguro son bien intencionadas pero insuficientes) dejan de lado también el aliento que ha dado el Magisterio, tanto universal como regional, a la búsqueda de la unidad entre los que creemos en Cristo. A este magisterio se suman ahora los gestos, informales pero poderosos, del Papa Francisco.
Lo que compartimos creo que son tres realidades: el lenguaje del Reino (la alabanza), los valores del Reino (la justicia social) y el poder del Reino (la unción del Espíritu) ¿Y si nos reuniéramos más seguido entre cristianos para compartir esto? ¿Y si soñáramos juntos con el Reino de Dios y su justicia? ¿Y si promovemos el ecumenismo espiritual del que habla el Card. Walter Kasper y a la vez enseñamos la apologética del Documento de Aparecida (229)? ¿Si formamos a nuestra gente católica para discernir con qué comunidades eclesiales se pueden hacer cosas en común sin pretender que sea ecumenismo?
Me gusta decir que lo que siento es pasión por la unidad y no tanto gusto o afición por el ecumenismo. He orado con evangélicos, he predicado en un par de congregaciones evangélicas y siempre me han presentado como católico. He charlado, compartido un refresco y rezado con sacerdotes ortodoxos (por cierto, me encanta rezar la "Oración de Jesús" de la Tradición Ortodoxa). En mayo de este año estuve en Londres, en la Alpha International Conference, cantando y compartiendo con casi 6,000 cristianos, de 80 naciones y de todos los sabores (ortodoxos, católicos, evangélicos y anglicanos). No sé si estoy practicando un ecumenismo ingenuo (puede ser) pero tengo la convicción de que, mientras entre cristianos estamos peleando si hay que usar velas o no, si tenemos que cantar la música de los otros o no, el mal espíritu se está moviendo a sus anchas generando más pobreza, falta de sentido, trata de personas, suicidios, violencia, indiferencia, aborto, etc.
El Papa ora con evangélicos ¿Y tú lo harías?
Sacerdotes católicos y laicos apasionados de la apologética (que confieso también es una de mis pasiones) nos han advertido una y otra vez contra el ecumenismo ingenuo pero, tristemente, este tipo de advertencias meten en el mismo saco a TODOS los evangélicos: le dejan a uno la sensación de que todos son iguales y más vale no juntarse con ellos para no ser confundidos. Este tipo de advertencias (que estoy seguro son bien intencionadas pero insuficientes) dejan de lado también el aliento que ha dado el Magisterio, tanto universal como regional, a la búsqueda de la unidad entre los que creemos en Cristo. A este magisterio se suman ahora los gestos, informales pero poderosos, del Papa Francisco.
Lo que compartimos creo que son tres realidades: el lenguaje del Reino (la alabanza), los valores del Reino (la justicia social) y el poder del Reino (la unción del Espíritu) ¿Y si nos reuniéramos más seguido entre cristianos para compartir esto? ¿Y si soñáramos juntos con el Reino de Dios y su justicia? ¿Y si promovemos el ecumenismo espiritual del que habla el Card. Walter Kasper y a la vez enseñamos la apologética del Documento de Aparecida (229)? ¿Si formamos a nuestra gente católica para discernir con qué comunidades eclesiales se pueden hacer cosas en común sin pretender que sea ecumenismo?
La relación con los hermanos y hermanas bautizados de otras iglesias y comunidades eclesiales es un camino irrenunciable para el discípulo y misionero (Aparecida 227).
Me gusta decir que lo que siento es pasión por la unidad y no tanto gusto o afición por el ecumenismo. He orado con evangélicos, he predicado en un par de congregaciones evangélicas y siempre me han presentado como católico. He charlado, compartido un refresco y rezado con sacerdotes ortodoxos (por cierto, me encanta rezar la "Oración de Jesús" de la Tradición Ortodoxa). En mayo de este año estuve en Londres, en la Alpha International Conference, cantando y compartiendo con casi 6,000 cristianos, de 80 naciones y de todos los sabores (ortodoxos, católicos, evangélicos y anglicanos). No sé si estoy practicando un ecumenismo ingenuo (puede ser) pero tengo la convicción de que, mientras entre cristianos estamos peleando si hay que usar velas o no, si tenemos que cantar la música de los otros o no, el mal espíritu se está moviendo a sus anchas generando más pobreza, falta de sentido, trata de personas, suicidios, violencia, indiferencia, aborto, etc.
