Brit Milá (pacto de la circuncisión)


En la Torá se lee: “circuncidaréis vuestros prepucios y esto será la señal del pacto entre vosotros y yo” (Génesis, Bereshit, 17:11) y “al octavo día será circuncidado el prepucio de su hijo” (Vaykrá, Levítico, 12:3). Los padres deben observar esta mitzvá que de acuerdo con la interpretación del Talmud: equivale a todas las mitzvoth en su conjunto (Nedarím, 34ª). 
Esto explica que pueda practicarse en shabat o en yom kipur. Para ello, se solicita a una autoridad rabínica que establezca la fecha exacta del brit toda vez que hay ciertas reglas al respecto. Así, por ejemplo, si un niño nació por cesárea en sábado, el brit no se lleva a cabo el sábado siguiente (el octavo día) sino que se pospone hasta el domingo. Igualmente el brit (o bris, como se pronuncia en yidish) se pospone si el niño está débil o enfermo. En este último caso, el día en que sana el bebé se equipara al de su nacimiento para contar los ocho días necesarios para practicarle la circunción. La noche previa al brit milá (según el rito sefardita) se realiza una ceremonia denominada: shalom zajar (la bienvenida del varón). El padre invita a su casa, a una sesión de estudio de la Torá: al mojel (el judío piadoso experto en hacer la circuncisión quien suele ser un médico cirujano o un hombre que tiene ese oficio como modo de vida, a menos que el padre fuera capaz de hacer la circuncisión porque, en ese supuesto, no la puede delegar); al sandak, de un vocablo griego que significa: padrino, y que se le conoce en hebreo como baal brit, el señor del pacto o maestro de ceremonias de la circuncisión (que es quien detiene al bebé durante la circuncisión y que es otro individuo piadoso); también invita a los parientes y amigos. Luego de estudiar, se hace una comida en la que se sirven frutos y se cantan ciertos himnos en honor del profeta Elías (Eliahu hanaví), a quien se considera el mensajero divino. Entre los ashkenazíes se celebra esta ceremonia en la noche del primer viernes posterior al nacimiento del niño. Al día siguiente, el sandak se sienta en una silla. Además, se coloca otra silla, denominada silla de Elías que debe permanecer vacía; para evitar que alguien se siente y sea profanada, en algunos templos, sobre todo sefarditas, la silla de Elías se cuelga en la pared. La tradición considera que Elías acude a todas las ceremonias de brit para cuidar a los niños. Entonces, debido a que la madre está en estado de impureza por el parto (Vaykrá, Levítico, 12:1-5), entrega al bebé a una madrina (kvaterin, palabra yidish que deriva del alemán: Gevatter, padrino). La madrina lo entrega a un padrino secundario (kvater); el kvater, lo entrega al padre de la criatura y éste lo entrega al sandak, quien lo sostiene en sus rodillas. A la llegada del bebé se dice: Ze kisé shel Eliahu hanaví zajor letov.

Antes de practicar la circuncisión el mojel dice la bendición:
Baruj Atá…al hamilá (que nos ordenó practicar la circuncisión).

Posteriormente, entre el momento en el que corta y en el que dobla la piel el papá dice:
Baruj Atá…lehajnisó bivritó shel Abraham avinu (y nos ordenó integrarlo a la Alianza de nuestro padre Abraham).

Luego, el papá recita otra bendición:
Baruj Atá Hazme eloeinu mélej haolam sheheheyanu vekiyemanu vehiguianu latzman hazé (que nos preservó, nos conservó y nos permitió llegar a este tiempo de celebración).

Finalmente, se recita el kidush relativo al brit milá, generalmente por uno de los asistentes distinguidos o, en su caso, por el mojel y se le da nombre al niño.

Posteriormente, se festeja con una comida (seurat mitzvá).

Los varones que se convierten al judaísmo deben circuncidarse, sin importar su edad. Y si ya están circuncidados, se hace una ceremonia en donde se les practica un sangrado ritual.


Luis Mauricio Figueroa
Kol Israel
Ed. Porrúa.

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